jueves, 22 de enero de 2015

El resultado del paso postnupcial hacia África en 2014. Un proyecto que va llenándose de cifras


Es sin duda, la suma total de espátulas censadas en su “salto” hacia África desde la playa de La Barrosa y cabo Roche, la cifra más deseada. Y la que más se ancla en la memoria de la “cultura general ornitológica” de todos los que sentimos interés por ella. Porque si bien, aún solo atesoramos una serie histórica de tres años (desde el descubrimiento del corredor migratorio en 2012), ya empezamos a vislumbrar la importancia que este estudio puede tener para evidenciar los cambios de tendencia poblacional de la espátula.


Durante la campaña de 2014 hemos contado 11500 espátulas camino de sus lugares de invernada en África. Y si comparamos la cifra con el resultado de 2013, con una temporada de cría “casi normal” en Andalucía, la pasada de 2014, con un bajo éxito reproductor, se parece numéricamente mucho a la de 2012, caracterizada por una sequía. 

En cambio, a lo largo de estos tres años, el decisivo núcleo reproductor de los Países Bajos ha sumando efectivos a la población europea de manera constante. Quizás de ahí, y pese a lo expuesto (un bajo éxito reproductor en 2014), hallamos superado la cifra de 2012. 

Un apunte rápido más. Es un secreto a voces, y tema cada vez más presente en los “mentideros espatuleros”, que estamos desde hace más de una década en una regresión poblacional de la espátula en Andalucía (blog 20 octubre 2014). La especie se expande colonialmente a nuevos territorios, pero eso no enjuga una pérdida de efectivos totales. Eso sí, cada vez más, y a tenor de la miríada de nuevas pequeñas colonias del interior peninsular, está haciendo honor a su nombre vernáculo medieval: Las averramias (blog 18 septiembre 2013). 


Ya en su día, especulamos, y seguimos en ello, como la colonización costera, pudo ser una “huída” hacia estas periferias ante la pérdida o la presión humana en los sotos que le servían de sustrato en el interior peninsular, y de una posible transmisión cultural de los individuos procedentes de colonias holandesas, que como sabemos, se integran en la población. 

En cualquier caso, tres años de estudio ya, que nos han permitido observar casi 37.000 espátulas en migración. Poco a poco nos acercamos a esa mínima serie de 5 años anhelada por nosotros. El mínimo tiempo para empezar a creernos saber algo de “la última gran migración de Europa”.

 

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