martes, 23 de octubre de 2012

Las cuentas del collar y las espátulas

El fenómeno del reclutamiento en la formación de los bandos



Aún cuando en el proyecto Limes Platalea, tenemos una metodología que marca y define las ocupaciones de todos los participantes, el carácter piloto posibilita que dentro del equipo, facilitemos iniciativas particulares a todo aquel que desea contribuir al esclarecimiento de los fundamentos de una migración realmente fascinante. Sobre todo por lo mucho que aún se ignora de ella.
Es el caso de varios compañeros durante el pasado domingo, y que en su tiempo libre (metodológicamente hablando), decidieron contemplar la migración desde el mejor otero de la ciudad de Chiclana. Concretamente, el cerro de Santa Ana y los aledaños de la ermita homónima. Este cerro, con sus 50 m. de altura sobre el nivel del mar (y por ende sobre las marismas y salinas de la Bahía de Cádiz) es un magnífico lugar para observar la dinámica de las aves de la zona y en buen criterio, pensaron que también lo sería para las espátulas sedimentadas previamente durante la migración. Tanto, que en futuras campañas es muy posible que si bien no sea un lugar idóneo para censar, si lo sea como punto director y apoyo de las atalayas de la costa.

A resultas de la iniciativa, pudieron observar – a lo largo de la mañana- como 4 bandos de tamaño medio y provenientes del saco interno de la bahía (extensos fangos intermareales) bordeaban por el este a la ciudad de San Fernando y tras esta, cruzando las salinas en sentido oeste, salían a la playa de Camposoto (al norte de la de la Barrosa) para luego proseguir al sur y ser censados en la Torre del Puerco y Cabo Roche, antes de saltar a África.


En blanco se indica la vía de migración seguida por las Espátulas, en verde la incorporación a dicha vía de aves sedimentadas en la Bahía de Cádiz y
en amarillo las zonas preferentes de alimentación.


Al tiempo, varios bandos diseminados por la zona, se alimentaban o se desplazaban por las marismas existentes entre las dos ciudades citadas y las de Puerto Real. Al vuelo de los 4 ya citados, pequeños grupos de aves se incorporaban a la cola de las sucesivas formaciones. Tal como si se añadiesen “cuentas” a un largo collar de blancas perlas. –recordar el capítulo “Una cuerda de vida”-


Incorporación de las aves sedimentadas en Bahia a la vía de migracion hacía África.


Posibles vías de salida de las Espátulas en Bahía de Cádiz



Varias conclusiones podemos extraer de lo relatado y de nuestra experiencia acumulada en esta campaña, amén de otras especulaciones al respecto:

1º A estas alturas y pese a que nos queda todo por hacer en el proceso estadístico de los datos, sabemos que tenemos una migración en nuestra zona que acontece mayoritariamente en forma de oleadas. Y que estas pueden ser determinadas por la creación de una determinada “masa crítica” de individuos en zonas sedimentarias de alimentación, tal como lo son la Veta de la Palma en el Guadalquivir y las marismas y salinas de la Bahía de Cádiz. Y que si bien hay factores que determinan esa sedimentación, hay otros que ocasionan la partida en muy pocos días, de un elevado número de individuos (hasta miles), para luego pasar varias jornadas en las que no podemos censar ningún ave.

2º Sabemos que es una especie muy gregaria, y que los pollos del año no viajan con sus progenitores. También que en la formación de la bandada, hay un “reclutamiento por simpatía” gracias al instinto migratorio. En este punto, queremos señalar que en la formación de los bandos de aves en general, son dos las principales motivaciones; la alimentación y la seguridad íntraespecífica. “Muchos ojos ven más que unos pocos”, y eso da más tiempo para alimentarse, al tener que emplearse menos en la vigilancia. Pero las espátulas tienen al parecer “un número óptimo” en las formaciones, tanto en la de los bandos en migración en vuelo (que ya estudiamos) como posiblemente en las de alimentación durante la misma, ya que debe existir un punto de inflexión donde la competencia por los recursos tróficos es intolerable debida a la “capacidad de carga del medio”. Esta (en la Bahía, además de la Veta, últimas zonas de alimentación apropiadas) viene determinada por el tipo de mareas (y gestión piscícola de las balsas y esteros de las salinas) y un continuo llegar y llegar de espátulas a lo largo de varios meses -y con las mismas presas “diana”-. No olvidemos que las aves al migrar, van en búsqueda de mejores temperaturas y suficientes recursos alimenticios.

3º Que la Bahía de Cádiz y la Veta de la Palma, con sus marismas, salinas y balsas, son esenciales para entender este fenómeno e imprescindibles para el censo postnupcial de la especie. Significativamente más, tratándose de la población del norte de Europa, que al parecer, puede atravesar la península Ibérica en una sola jornada y sería lógico la parada de las aves durante unos días antes de seguir su periplo.

Observadores en el Cerro de Santa Ana: Ana y Rosario Fornell, Jose A. Haro y Antonio Macías


Espátulas saliendo del saco interno de la Bahía de Cádiz en dirección hacia la Playa de Camposoto.
Video: Antonio Macias y José Antonio Haro.

 




Ermita de Santa Ana. Foto: Antonio Macias y José Antonio Haro

lunes, 15 de octubre de 2012

La migración de las espátulas hacia África en CANAL SUR TV

El pasado domingo 14 de octubre, el programa TIERRA Y MAR, uno de los espacios de la televisión autonómica andaluza de mayor audiencia y señero entre los más galardonados, ha emitido un amplio reportaje sobre el fenómeno migratorio postnupcial de la espátula y el trabajo de campo del Proyecto Limes Platalea.

Agradecemos sinceramente el enorme interés prestado durante los días de rodaje, por Nelson López y Ezequiel Martínez, en la dirección del mismo. Es un apoyo capital en la consecución de nuestros objetivos y un aliciente para desarrollar otros previstos, en los que también Tierra y Mar, estará presente.




Foto: Alvaro Luna


Foto: José Luis Sánchez


Foto: David Agüera

Finalmente, destacar que el programa contiene las primeras imágenes de la migración (desde Cabo Roche y Torre del Puerco) en video HD profesional para la TV. Creemos que son una buena muestra y prueba viva de la espectacularidad de este “paso”, desconocido hasta ahora para la Ornitología.



Foto: David Agüera
 
 



 

Nota: El reportaje empieza en el minuto 10 y 30 segundos

sábado, 13 de octubre de 2012

Cabo de Torche: El Limes de las marinas

En el equipo Limes tenemos un distintivo especial; la “observación histórica” siempre que podemos, de la Naturaleza en nuestro campo de trabajo. Es decir, el tener en cuenta la información pretérita que de nuestra fauna pueda existir en cualquier texto, por aparentemente distante que nos pueda parecer, respecto a nuestro tema de trabajo. Es por ello que hoy al comenzar, denominamos al Cabo Roche, como lo hacían en 1299 cuando la almadraba de Huedi Coní (Conil) le fue entregada por el Rey Fernando IV a Alonso Pérez de Guzmán, conocido por “Guzmán El Bueno”. Parece que la palabra Roche no tiene aquí su origen en un apellido, que tal como La Rochelle o de la Rocha, define a una roca; sino como una evolución de Torche. Esta palabra etimológicamente bien podría significar “antorcha” (explicable forma de señalización en un cabo, inmediato a ricas pesquerías inmemoriales) o bien al hecho de “torcer” o girar -maniobra necesaria para entrar en la ensenada donde está la población o para hacer buena aguada (provisión de agua por los barcos en tránsito) en el río de igual nombre y que desemboca al pie del acantilado-. En esta tesitura histórica, nos encontramos por ejemplo, -y seguimos buscando más- que en la costa y playa que tan presente tenemos en nuestro censo postnupcial de espátulas, la foca monje Monachus monachus, estaba presente de manera habitual hasta principio del siglo XX. El desierto (humana y poblacionalmente hablando) existente entre Chiclana y Tarifa (a excepción de Vejer) durante el s. XVI y hasta mediados del s. XIX (3 siglos y medio) y que ocasionaban las continuas incursiones de los “espumadores del mar” (piratas berberiscos y turcos en sutiles embarcaciones), puede explicar la persistencia de ciertas especies hasta casi nuestros días.

De los textos consultados, es curioso leer que desde la antigüedad, eruditos como Pomponio Mela, hasta López de Ayala, ya consideraban al Cabo Trafalgar como la división fehaciente del mundo mediterráneo respecto del atlántico. Y vemos como poco más o menos, esta frontera es la que convierte a nuestras espátulas en unas aves casi netamente dependientes de un “mundo atlántico” (excepción hecha de poblaciones centroeuropeas como la italiana, de donde algunas aves bajan por levante, hasta el Estrecho de Gibraltar, y las más, por la ruta centromediterránea). En el caso de las poblaciones que en Limes censamos en sus migraciones, debemos interpretarlas así, con una visión paneuropea, occidental y sobre todo, atlántica.

Pero volviendo a Cabo Roche y respecto a la valoración de sus cualidades para la observación y estudio de las aves marinas, estas se nos revelan ya capitales. No todo está escrito sobre las aves marinas, y son muchas las lagunas que hay que cubrir. El crecimiento del número de observadores de aves va propiciando interesantes apuntes sobre sus movimientos migratorios, estatus, fenología,… ampliando y haciendo dinámicos los conocimientos disponibles en la extensa bibliografía. En este punto y en el equipo de Limes Platalea, tenemos auténticos especialistas en la materia, además de magníficos referentes en el Golfo de Cádiz. Entre ellos citar y por supuesto entre otros, a Rafael García y Manuel Jiménez. En esta línea de atención, incluso hemos adscrito al equipo Limes como responsables de cabo en la RAM (Red de observación de aves y mamíferos marinos).

En este momento podemos asegurar que la atalaya de Cabo Roche, dentro del proyecto Limes Platalea, se puede erigir como un punto estratégico y complementario que añadir al conjunto de cabos peninsulares de la talla de Estaca de Bares (Coruña), Tarifa (Cádiz) o San Vicente (Portugal), entre otros, en vista a su potencial para la observación de las aves marinas.


La posición de este cabo, 36º 17’ 44” N 6º 8’ 30” W (36.295738,-6.141621), no es muy prominente y apenas se adentra en el mar, pero esto se compensa por la gran riqueza en nutrientes, gracias a cercanos fenómenos de upwelling (afloramiento de los mismos). También por una plataforma marina con múltiples pecios, paleoacantilados sumergidos y arrecifes que desde los 40 m. de profundidad, ascienden a escasos 5 m. de la superficie. Tales circunstancias generan una gran riqueza piscícola tanto en alevinaje, como en zona de crecimiento y/o alimentación. Esta abundancia y hace no mucho tiempo, argumentaba la solicitud de creación de una reserva marina en los fondos inmediatos entre Cabo Roche y Cabo Trafalgar. Desde el punto de vista de los observadores de aves, es una atalaya estratégica y muy válida para el avistamiento, teniendo en cuenta su fácil acceso y altura (10 m. sobre nivel del mar) en pos de los excelentes cabos como la Isla de las Palomas (Tarifa) de acceso restringido y del cercano Trafalgar (Barbate) al que hay que llegar a pie tras una no muy larga caminata (15 min.) con el pesado equipo de observación a cuesta.


A día de hoy, todavía consideramos escasos los datos relativos a la observación de aves marinas desde este cabo. Aún así, ya hemos podido contabilizar “pasos” de casi 700 Alcatraces/h. o “balsas” de un millar de Pardelas cenicientas (muchas provenientes de las islas Chafarinas durante su reproducción) incluso llegar a poder presenciar desde tierra, “pasos” de Paíños –incluidos los recientemente famosos Paíños de Wilson, invernantes también en la zona-.

Alcatraces fotografiados desde el punto de observación en Cabo Roche. Foto: Rafael García Costales.



Finalmente, el listado de especies avistadas (entre otras, que son objeto de estudio en el proyecto Limes Platalea) se hace atractivo y muy interesante:


Mergus serratus Serreta mediana
Calonectris diomedea Pardela cenicienta
Puffinus puffinus Pardela pichoneta
Puffinus mauretanicus Pardela balear
Oceanites oceanicus Paíño de Wilson
Hydrobates pelagicus Paíño europeo
Oceanodroma leucorhoa Paíño Boreal
Morus bassanus Alcatraz atlántico
Phalacrocorax carbo Cormorán grande
Melanitta nigra Negrón común
Phalaropus fulicarius Falaropo picogrueso
Stercorarius parasiticus Págalo parásito
Catharacta skua Págalo grande
Larus melanocephalus Gaviota cabecinegra
Larus ridibundus Gaviota reidora
Larus genei Gaviota picofina
Larus audouinii Gaviota de Audouin
Larus fuscus Gaviota sombría
Larus michahellis Gaviota patiamarilla
Sterna caspia Pagaza piquirroja
Sterna bengalensis Charrán bengalí
Sterna sandvicensis Charrán patinegro
Sterna hirundo Charrán común
Sternula albifrons Charrancito
Chlidonias niger Fumarel común
Alca torda Alca común
Fratercula arctica Frailecillo común

Esta relación, con el tiempo, seguro irá ampliándose con un mayor y constante esfuerzo –ya planificado- por lo que Cabo Roche pudiera conformarse como un ineludible reclamo para aquellos observadores no solo de aves, sino de fauna y del paisaje en general, que visitan este rincón gaditano en el municipio de Conil de la Frontera.


jueves, 11 de octubre de 2012

La espátula, un ave manifiestamente “indecisa” cuando tiene que “ahuecar el ala”

Y… otro motivo por el que dejan las patas “colgando”


No pretendemos ahora hacer una interpretación antropomorfa del comportamiento migratorio de este ave tan fascinante. Pero la “indecisión” es obvia y además frecuente, tras estudiar cientos de bandos sobre la playa de La Barrosa. Esta, por su longitud y la situación de la Torre del Puerco –nuestra atalaya más ventajosa-, posibilita largos minutos de observación que así lo evidencia.

La “indecisión” a la que nos referimos, acontece cuanto en su vuelo hacia África parecen no saber por donde dirigirse. De hecho, no pocos bandos, de composición grupal amorfa y generalmente formados por un buen número de aves inmaduras, al aparecer al norte de la playa, se desvían hacia el mar o hacia tierra en un deambular sin destino aparente. Incluso, sin presentar una formación de bando mínimamente estable, y que en determinados momentos, también disgrega individuos que se separan y vuelven a juntarse. En ocasiones, además ciclan durante largos minutos y gran altura sobre tierra.

Este comportamiento nos sigue dejando perplejos, aunque siempre terminan estos bandos, “encontrando el camino” por así decirlo. Pero ya, con una formación de las que llamamos “más estables” y que son las “V” simétricas o asimétricas, y especialmente cuando son las lineales longitudinales o transversales. Estás dos, las más frecuentes cuando albergan un gran número de aves (100 a 200).

Creemos que el origen de las indecisiones radica en dos causas. La primera, cuando en el frecuente cambio del turno en liderazgo en las formaciones, aparecen pollos del año de manera muy continuada. Y la segunda, cuando las nieblas o las muy usuales brumas marinas, ocultan el Cabo de Roche –hito geográfico del salto a África de la especie- en la que creemos, una más que evidente migración de referencias visuales aprendidas. En ambos casos, el tiempo empleado durante el vuelo sobre la costa se antoja mucho más largo. Aún cuando son todavía especulaciones, las migración de la espátula en este “pasillo migratorio” solo la detiene el viento del SE, las nieblas en sus lugares de concentración previos al vuelo, las tormentas y las bonanzas climáticas (muy altas temperaturas).

Abundando más en este comportamiento que hoy relatamos, queremos referir también que el hecho muy frecuentemente observado, de volar durante largos minutos con las patas “colgando”. Parece no deberse exclusivamente a la necesidad de termorregulación ya apuntada en un anterior capítulo de este blog. Sino que posibilita también una suerte de “aéreo-freno” que facilita la cohesión del bando y mantenimiento de la posición individual en el mismo. Ello y en muchos casos, conlleva además el arqueado trasversal (combado de las alas), tal como si las ahuecaran. Aquí recordamos la frase hecha en castellano, del titular de la entrada de hoy…y que significa, ni más ni menos, que el marcharse de un lugar.


Foto: Rubén Rodríguez



Foto: Rubén Rodríguez

Una reflexión más. Las alas de las espátulas tiene un “índice de aspecto” (relación entre longitud y anchura) medio. Es decir, no son demasiado largas respecto a su evidente anchura. Esto las posibilita un “vuelo mixto”, exactamente “batido” y “planeado”, pero también espumar el mar o ciclar muy altas como las rapaces. Poder volar muy lentamente ahuecando el ala y dejando bajas las patas o velozmente alcanzar los 100 Km/h. En definitiva, una prodigiosa polivalencia. Verlas día a día, es cualquier cosa menos algo monótono, generando una seductora atracción a su contemplación. En una reciente carta recibida de Michael Smart, asistente al Spoonbill Workshop de Cantabria 2012, leímos unos términos con los que nos sentimos identificados: Plataleomaniaco y Plataleofilia …



lunes, 1 de octubre de 2012

1337 espátulas en la Torre del Puerco.


Una cifra inolvidable

1337 será siempre una cifra para recordar y el 29 y 30 de septiembre, un  fin de semana para rememorar. Y aunque en su momento daremos buena cuenta de todo lo acontecido en un mesurado relato (la resaca de dos días de censos, lleno de emociones, aún nos arrastra) no queremos demorarnos en daros el resultado de la suma lo antes posible. Con alguna precisión más; 893 aves ayer domingo y 444 el sábado. Y por increíble que os parezca, con “dificultades” tales como enfrentarnos a varios bandos de  espátulas a la vez, mientras manadas de delfines mulares con sus crías, saltaban junto a la orilla, “distrayendo” nuestra atención. O tener la necesidad de centrar nuestra mirada para comprobar,  como un bando de más de un centenar de espátulas, al pasar  bajo nuestra atalaya,  modificaban su  “velocidad de crucero”  y  pasaban durante unos momentos  a “velocidad punta” pues apareció desde el océano una gran hembra nórdica de halcón peregrino. Respecto a dichas velocidades los datos obtenidos por los dattaloggers colocados a las espátulas en Holanda y que se han seguido durante su ruta migratoria hasta las zonas de invernada en Mauritania y Senegal, indican velocidades de crucero medias de 50 km/h y velocidades punta de 100 km/h (Overdijk et al. 2012).


Ahora necesitamos tiempo para examinar los cientos de fotografías que pudimos tomar. También vídeos. Y estudiaremos múltiples aspectos, entre ellos la lectura de anillas.


Mientras, encontraremos tiempo para intentar redactar una crónica a la altura del espectáculo natural del que fuimos testigos de excepción.






Observadores de punto en la atalaya de Torre del Puerco: Javier Ruiz, Mª José Morales, José Díaz, José Luque y Francisco Prieto.
Observadores de punto en Cabo Roche : Rafael García y Manuel Jiménez
Observadores de punto en Torre Bermeja : José Antonio Haro y Rosario Fornell
Observadores de punto en Cabo Trafalgar :  Eloisa Cid

Visita a nuestros compañeros en la Torre del Puerco, del 1er. Tte. de Alcalde de Chiclana de la Frontera.


Durante el pasado martes día 18 de septiembre, recibimos la visita en la atalaya de Torre del Puerco (punto neurálgico del proyecto Limes Platalea) de D. Nicolás Aragón., primer Teniente de Alcalde de la ciudad de Chicana de la Frontera, además de Delegado de Medio Ambiente y Presidente de la Mancomunidad de municipios de la Bahía de Cádiz. Creemos muy significativa su visita personal, además de venir acompañado de otros importantes responsables municipales. Hecho que agradecemos encarecidamente y lo entendemos como una gran gentileza.


Afortunadamente y desde siempre, las diferentes corporaciones que ha tenido  la localidad, han entendido la gestión de la playa de La Barrosa, más, como la de un espacio natural, que la de una playa  urbana propiamente dicha. Es por ello que desde el equipo Limes Platalea, brindamos la oportunidad de tener y desarrollar una seña de identidad propia –la migración de las espátulas de Europa occidental- a esta playa (y su extensión natural, la playa del Puerco en Conil de la Frontera) con nuestra actividad.  Y frente a un competitivo y poco original ya, turismo de sol y playa, podemos generar una atención/atracción nueva y trascendente. Todo ante la mirada de visitantes españoles y sobre todo, de la de extranjeros comunitarios cuyos países han contribuido durante decenios y de manera muy notable a la conservación y recuperación de las poblaciones  de la espátula común. Sin un número significativo de ejemplares, no habría una migración tan notoria.


Video Antonio Macias

Sirvan estas líneas para que, de manera permanente, tengan presente nuestra necesidad continuada de apoyos, ahora y en el futuro. Tenemos muchos  y ambiciosos planes, que con la colaboración necesaria, seguro generarán muy diferentes beneficios. Por lo pronto, la playa de La Barrosa “vuela” gracias a las espátulas,  por las pantallas de TV provinciales y andaluzas (pronto en CANAL SUR y en el programa “Tierra y Mar”) y por las de ordenadores de todo el mundo. Es sorprendente y muy gratificante, saber que nuestro blog es seguido a diario por muchos amantes de las aves. GRACIAS a todos  los que nos prestáis atención y tiempo

En el lugar y a la hora precisa


El azar o la casualidad han querido que nos encontraramos en el lugar y a la hora oportuna. Cuando conduciamos en dirección a Cabo Roche, atalaya donde nos tocaba estar ese día realizando el seguimiento de la migración de la Espátula, pudimos comprobar como un bando de esta especie se levantaba de la Salina San José y Santa Ana en Chiclana de la Frontera. Por casualidad, ilusión o esperanza miramos el reloj, eran las 06:35 hora solar (que es como se registra en el proyecto). Nos paramos en el puente del cambio de sentido un instante, pudiendo comprobar que en el grupo iban 27 aves.  Sin más continuamos hacia el destino programado, al cual llegamos sobre las 06:55. Ya instalados y después de barrer la costa nos dispusimos a montar el equipo de fotografía. Justo en ese momento y aún sin preparar la cámara, nos apareció sobre el acantilado un bando y solo dió tiempo a contarlo. Iban 27 individuos. Rápidamente nos surgieron varias cuestiones. ¿Podría ser el bando de esta mañana?... Nos preguntabamos. ¿Lo habrán visto en el otro puesto? ¿Que tiempo habrán tardado? ¿Cuanto kilómetros han recorrido?.

Una vez llegamos a casa y con la información obtenida en la atalaya de la Torre del Puerco, nos pusimos manos a la obra para intentar estimar la velocidad de vuelo de estas aves en su migración postnupcial hacia sus cuarteles de invierno.

 

El bando observado por la mañana saliendo del dormidero había tardado 25 minutos en recorrer 17,5 Km. hasta alcanzar la Torre del Puerco, donde fueron registrados a las 07:00 hora solar. A las 07:07, es decir, 7 minutos después y a unos 5 km. de distancia desde el punto anterior, pasan por encima de la ubicación donde nos encontrabamos en Cabo Roche, adentrándose en dirección a Cabo Espartel volando a media altura.

La “velocidad de crucero” del bando según los datos obtenidos fue en torno a los 42 km./hora (*).


Observación y texto de José María Fernández Zapata



(*) La mayoría de las aves tienen una velocidad de crucero que oscila entre los 30 y 50 Km./hora