miércoles, 18 de septiembre de 2013

De las espátulas a los palitoques y las averramias

Decía el Prof. Bernis (1916-2003), en su Diccionario de los nombres vernáculos de la aves (1995), que Félix de Azara (1742-1821) inventa el vernáculo espátula  cuando dice que “le doy este nombre por su pico” al referirse a la especie americana, cuando escribe su Apuntamientos para la Historia Natural de los Páxaros del Paraguay y Río de la Plata. (1805) Al tiempo “protesta” y critica al Conde de Buffon (1707-1788) por no distinguir la “rosada” especie americana ,de la “blanca” europea.


 

Y tan convencidos estamos en el Proyecto Limes Platalea, de que estamos asistiendo a la recuperación de un desconocido fenómeno natural “tan antiguo”, que en base a diferentes y razonadas especulaciones históricas, no creemos poder encontrar suficiente número de parejas nidificantes de espátulas en España, al menos hasta el siglo el siglo XVIII, como para que nuestros antecesores en estas tierras pudiesen haber sido testigos de lo que hoy vemos en la playa de La Barrosa y Cabo Roche. ¿Y como las llamaban en aquel entonces los habitantes del lugar?


 Detalle del pico de una espátula adulta de frente donde se puede ver  los detalles de los dibujos 

 
Detalle del pico de una espátula adulta de perfil donde se puede ver el relieve de los bordes

En este punto, hace unos días, un magnífico naturalista gaditano, José Manuel Amarillo, nos regalaba una cita donde aparece el vernáculo palitoque. Se trata de la obra de Antonio Ponz  (1725-1792) Viage de España, o Cartas en que se da noticia de las cosas mas apreciables y dignas de saberse, que hay en ella (1772-1794) –último volumen póstumo dedicado a Cádiz-. Vemos que ya eran conocidas las Paxareras y sus “extraños”-según el abate Ponz- palitoques. Curiosamente, localizadas entonces en álamos y no sobre los hoy varias veces centenarios y célebres alcornoques, y  que constituyen parte del imaginario colectivo que tenemos todos de Doñana.




Espátulas nidificando en sauces. Doñana
Espátulas haciendo nidos en álamos.  Doñana
¿Pero y antes? Pues bien, encontramos el sugerente y olvidado vernáculo medieval castellano de Averramia. Y aquí la imaginación nos hacer pensar en miles de “aves de las ramas” en las desiertas marismas y lagunas de los territorios fronteros entre los cristianos y moros del Valle del Guadalquivir, durante los siglos que aquí duró la Reconquista.

Para dejar hablar a otros con mayor propiedad que nosotros y sobre el vernáculo Averramia, os remitimos al suculento texto dedicado a las “Aves Olvidadas” por el “Raitán de Biblioteca”, donde con detalle, se ocupan de ello. Seguro lo disfrutáis. 



Y siendo coherentes y con la convicción de que en este corredor migratorio estamos asistiendo a una migración literalmente “inmemorial”, a partir de ahora seguro que nos ilusionará decir, un tanto ranciamente;“vamos a contar palitoques…vamos a ver pasar averramias”.

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