1200 aves en seis horas
Tomándonos la
licencia de parafrasear en clave taurina, ya que, no en vano, estamos en la
tierra de toros bravos, en el título del post hacemos un remedo de la famosa y
arrogante frase pronunciada por el torero Joselito “El Gallo” en 1916: “Quién no ha visto toros en El Puerto, no
sabe lo que es un día de toros.
Y es que ayer
día 8 de septiembre, volvimos a batir el record de espátulas contabilizadas en
migración hacia África, en una sola jornada. Nada menos que 1.200 aves. ¡Y cómo las vimos¡ En términos absolutos, bien pudimos
contabilizar entre el 6,3 y el 8,5% de
toda la población de la vía de vuelo del Atlántico Este (entre 14.000 y 19.000
aves. Overdijk et al., en preparación).
No nos
cansaremos de describir una y otra vez, cómo durante seis horas, una sucesión
de bandos, tal como “rosarios blancos” adornaban el cielo de una de las costas
más hermosas de España. Ver evolucionar las formaciones de los mismos, era más
bien observar como los trazos rápidos de un pintor, se dibujaban y desdibujaban
en un inmenso lienzo celeste.
Es fácil
emocionarse con lo que hemos visto. Pero también lo es sentirse como un pionero
ante un tremendo espectáculo natural, nunca antes descrito. Espectáculo que por
derecho propio debe sumarse ya, a la
lista donde figuran otros como las concentraciones de Ánsares al amanecer, en
la duna más famosa de Doñana, o la visión de sus pajareras desde la marisma, las concentraciones de grullas en
Gallocanta o la migración en el Estrecho de Gibraltar…
Quienes
escribimos estas líneas, hemos visto muchas, muchas miles de espátulas durante
años. Y también las conocemos de manera muy íntima. Y lo que hemos podido
disfrutar ayer, afirmamos que sólo puede ser contemplado en Europa, en el
corredor migratorio “Playa La Barrosa-Cabo Roche”. Y lo que es mejor, sabemos que se puede repetir. Deciros
también, que es la tercera vez que comprobamos como la “hoja de anotaciones”
del método, suma el millar de aves en una sola mañana (la anterior ocasión fue
el 29 de septiembre de 2012).
Poco a poco,
comenzamos a saber preveer, en parte, las características “oleadas de
espátulas”. Y ésta, la esperábamos. Tras tres días de vientos del Sur, con un
paso nulo, el “zugunruhe” de nuestras amigas era evidente en una desaforada
dedicación a su alimentación, y es que teníamos; un claro “tapón”. Luego, un
pequeño chubasco y bajada de temperaturas, y lo más decisivo y esperado,
vientos del NO.
Y henos aquí,
pudiendo contaros, aún de sucinta manera, lo que pudimos vivir 5 miembros del
proyecto Limes Platalea desde las atalayas de Torre del Puerco y Torre Bermeja.
Y amigo lector, recuerda que te brindamos nuestra ayuda, si así lo que deseas,
para que puedas vivir estas emociones por ti mismo. La España Salvaje, también puede ser observada descansando sobre una
toalla y bajo una sombrilla. ¿Te vas a perder esta migración?.
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