jueves, 31 de julio de 2014

Hic sunt espátulas (y 2)


Mientras hace ya dos semanas, que contabilizamos los primeros bandos en trance de “saltar” hacia África, desde la playa de La Barrosa y Cabo Roche; las jóvenes espátulas portadoras de radioemisores nos desvelan algunos aspectos desconocidos y/o corroboran hipótesis.

Teníamos registros aleatorios en la playa de Montijo y La Jara (entre Chipiona y Sanlúcar) y norte de Rota, que nos hacían sospechar cómo las espátulas abandonan las orillas de la desembocadura del Guadalquivir (después de abandonar Veta de La Palma o marismas del Espacio Natural Doñaña) para después dirigirse hacia el sur. Y los tracks de algunas de ellas parecen tener el mismo patrón. Porque ya hay individuos que habiendo nacido en las marismas del Odiel, ayer se alimentaban en los fangos de la Bahía de Cádiz. Aunque a la hora de escribir estas líneas y como característica dispersión juvenil de la especie, un pollo ha deshecho camino para situarse en las marismas del Rocío. Y su derrota, coincide (en el tramo antedicho) con la de una espátula “holandesa” y adulta radiomarcada por nuestros compañeros de los Países Bajos en la campaña postnupcial de 2013. Es importante poder seguir confirmando estos aspectos, pues bien sabéis todos que las mayores concentraciones postnupciales (hasta más de 4.000 aves) en pleno zugunruhe  (ver post del 20/08/13) y previo al “salto hacia África”, se producen en los inmensos esteros de La Veta (10.000 ha.) o en la Dehesa de Abajo. En el futuro podremos precisaros más.




También tenemos alegrías como la de saber que el pollo Roche (que desde la Bahía de Cádiz marchó al norte del embalse del Río Piedras en Huelva), y del que nos preocupábamos por su estado en el anterior post de la serie “Hic sunt espátulas”, está bien. Sólo que su radioemisor es, digamos que “más lento”. La preocupación la trasladamos ahora a Saltés y estamos enredados en saber de él y preparando su búsqueda junto a los compañeros de Huelva, pues su emisor repite invariablemente su situación.



Algo más. El pollo Barrosa, anillado en la salina de la isla del Vicario, nos descubre querencias en zonas de aguas dulces –algo esencial para el desarrollo de los pollos de espátulas nacidos en el sur de Europa- por los pagos situados en el noroeste de la provincia de Cádiz.

Otros como Bahía, los vemos cada mañana, engordando y bien arropado junto a adultos, a escasísimos metros de donde vivimos los que redactamos este “Know now” de la migración, que es este blog.

Pero si queréis disfrutar de la contemplación de la especie, el más rotundo “hic sunt espátulas” (aquí hay espátulas) de nuestra peculiar cartografía, debemos situarlo desde ya, en la playa de La Barrosa (Chiclana y Conil en Cádiz). 


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