Mientras hace
ya dos semanas, que contabilizamos los primeros bandos en trance de “saltar”
hacia África, desde la playa de La Barrosa y Cabo Roche; las jóvenes espátulas
portadoras de radioemisores nos desvelan algunos aspectos desconocidos y/o
corroboran hipótesis.
Teníamos
registros aleatorios en la playa de Montijo y La Jara (entre Chipiona y
Sanlúcar) y norte de Rota, que nos hacían sospechar cómo las espátulas
abandonan las orillas de la desembocadura del Guadalquivir (después de
abandonar Veta de La Palma o marismas del Espacio Natural Doñaña) para después
dirigirse hacia el sur. Y los tracks de algunas de ellas parecen tener el mismo
patrón. Porque ya hay individuos que habiendo nacido en las marismas del Odiel,
ayer se alimentaban en los fangos de la Bahía de Cádiz. Aunque a la hora de
escribir estas líneas y como característica dispersión juvenil de la especie,
un pollo ha deshecho camino para situarse en las marismas del Rocío. Y su
derrota, coincide (en el tramo antedicho) con la de una espátula “holandesa” y adulta
radiomarcada por nuestros compañeros de los Países Bajos en la campaña postnupcial
de 2013. Es importante poder seguir confirmando estos aspectos, pues bien
sabéis todos que las mayores concentraciones postnupciales (hasta más de 4.000
aves) en pleno zugunruhe (ver post del 20/08/13) y previo al “salto
hacia África”, se producen en los inmensos esteros de La Veta (10.000 ha.) o en
la Dehesa de Abajo. En el futuro podremos precisaros más.
También
tenemos alegrías como la de saber que el pollo Roche (que desde la Bahía de Cádiz marchó al norte del embalse del
Río Piedras en Huelva), y del que nos preocupábamos por su estado en el
anterior post de la serie “Hic sunt espátulas”, está bien. Sólo que su
radioemisor es, digamos que “más lento”. La preocupación la trasladamos ahora a Saltés y estamos enredados en saber de
él y preparando su búsqueda junto a los compañeros de Huelva, pues su emisor
repite invariablemente su situación.
Algo más. El
pollo Barrosa, anillado en la salina
de la isla del Vicario, nos descubre querencias en zonas de aguas dulces –algo
esencial para el desarrollo de los pollos de espátulas nacidos en el sur de
Europa- por los pagos situados en el noroeste de la provincia de Cádiz.
Otros como Bahía, los vemos cada mañana,
engordando y bien arropado junto a adultos, a escasísimos metros de donde
vivimos los que redactamos este “Know now” de la migración, que es este blog.
Pero si
queréis disfrutar de la contemplación de la especie, el más rotundo “hic sunt
espátulas” (aquí hay espátulas) de nuestra peculiar cartografía, debemos
situarlo desde ya, en la playa de La Barrosa (Chiclana y Conil en Cádiz).
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