Haber sabido “ver lo invisible”, es la frase con
la que Benigno Varillas ha resumido nuestra labor, tras su visita. Y no
disimulamos nuestra satisfacción por ello. Sobre todo, porque es fruto del abnegado
trabajo de todos y cada uno de los componentes de Limes Platalea. No es una migración fácil de estudiar y aún menos
de comprender. Pero continuamente damos fe de que nos aplicamos en intentar
saber cada vez más.
Por ello, nos gusta propiciar el acompañarnos de quienes pueden
sernos luz en el conocimiento de las migraciones. Y la estancia junto a
nosotros del Prof. de la
Universidad de Groningen, Theunis Piersma (1958), es un gran
orgullo. Reputado especialista mundial en la migratología de las aves, ha sido
recientemente galardonado con el premio
Spinoza. El más importante reconocimiento a la investigación en los Países Bajos, y dotado con 2,5 millones
de euros.
Sentirnos acompañados por él, en los tramos de costa desde donde
censamos la migración de las espátulas, o leer juntos, las anillas que portan,
en las salinas y fangales de la
Bahía de Cádiz; es saber que estamos logrando poner al corredor migratorio “Playa de La Barrosa-Cabo Roche”
en el mapa de las grandes migraciones del paleártico. Pero si además, se
distingue como nosotros llevando puesto el chaleco del proyecto, poco antes de
que viera “saltar” hacia África, una de las espátulas pintadas y nacidas en una
colonia de Cádiz, nuestra responsabilidad se hace inmensa.
Y junto al profesor Piersma, ha estado nuevamente con nosotros una
querida gran amiga, la Dra. Petra
de Goeij. Nuestra primera “notaria” de excepción en ese “ver para creer y luego
contar” que crece día a día, y que hace que personas tan ilustres, quieran
pasar unos días en este “espacio Limes” y sin solución de continuidad, pasar
también otros en Doñana (que con sus pajareras y esteros de la Veta de
la Palma, es el lugar más trascendente para las espátulas ibéricas).
Porque… ¿quién duda que esta migración no es también un “rebose
vital” de Doñana, la más importante zona húmeda de Europa?.
Nos sentimos muy afortunados en descubrir y poder contar, un
fenómeno natural más propio de un tiempo donde las marismas del Guadalquivir no
tenían las fronteras precisas de hoy. Y su biocenosis, abarcaría a casi todo el
Golfo de Cádiz. Benigno Varillas, preclaro como siempre, hace tiempo que se
percató bien de ello, y la magnificencia de ese espacio influyendo en todo el
SO peninsular, es la esencia de su próximo libro sobre Doñana.
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