Tan solo han transcurrido unas pocas horas de la edición del
anterior texto en este blog, para que a finales de la pasada semana, nos
comuniquen la observación de dos espátulas marcadas con color y nacidas en la Bahía de Cádiz (mancha en
rémiges del ala izquierda). Esta vez no han sido aves “saltando” hacia
África. Sino en dispersión post-generativa.
Hecho ya estudiado por nuestra compañera Claudine de le Court, y que señalaba que entre un 2 y el 4% de los
pollos de menos de 8 meses nacidos en Andalucía, realizan desplazamientos de
más de 100 Km.
fuera de la ruta normal de la migración. Algunos, llegan al Cantábrico, Portugal o
los Países Bajos. Según dicha autora, el comportamiento
exploratorio, tiene probablemente un importante papel en la formación de
nuevas colonias. Aunque el 94% vuelve a nidificar en su área natal, un 3,4% se dispersa a otras zonas del
Norte. En definitiva, un gran componente
filopátrico pero con un evidente componente expansivo.
A colación y en su momento, ya elucubraremos sobre cómo la
espátula, que es un ave evolutivamente africana, “colonizó” Europa.
Pero desvelándoos ya, dónde han sido observadas, una de ellas lo
ha sido en el Soto del Torero, en la cuenca de la desaparecida laguna de La Janda (observada por Jaime
Nieto y Clara García de la Agencia de Medio Ambiente y Agua de la Junta de
Andalucía). La otra en un humedal inmediato a las Tablas de Daimiel. De esta, tenemos fotos por gentileza de Tomás
Beldad y su empresa manchega de turismo natural, Malvasía Projects.
Nuevamente volvemos a especular con la idea de que las espátulas
nativas de la Bahía
de Cádiz, migran y/o se dispersan a
mediados de agosto. Esperamos con el tiempo, poder ir concluyendo en esta u
otra dirección, en base a la suma de certezas.
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